Apuntes al escribir un artículo crítico

Los libros son como un olor. Cuando creías que tenías todo superado, llega un perfume atrasado y persistente, y las cosas están de nuevo ahí con su colorido intacto.

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La zona de un escritor no es solo aquello que el escritor designa o connota, es también el universo de cosas que nosotros –leyendo- le ponemos alrededor.
Mi zona-Saer no es Santa Fé, es un recorrido de 39 entre Palermo y San Telmo repetido muchas veces. Es mi abuela, Esti... los primeros que lo trajeron a mi vida.

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El pasado de mis padres, el que conozco, es un rompecabezas de libros leídos. Mi papá con cabeza de Adán Buenos Ayres, mi mamá con cuerpo de Samantha.
Y las frases aprendidas de memoria son los fragmentos de un libro que aun no conozco.
“Claro, así lo dice cualquiera, él porque no estuvo.”
“Nosotros elegimos por la vida, amamos lo que teníamos, tuvimos hijas, y nos metimos en un placard”

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Cuanto más leo, al contrario de lo que decimos todos y de lo que repito en clase, menos ganas tengo de escribir. ¿Para qué?.

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Cada párrafo es una conquista inútil pero a la vez satisfactoria.

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Por más claro que tenga el esquema de antemano la escritura siempre se llena de rodeos.

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El contraluz de un artículo cualquiera es un entramado siniestro de aforismos.

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