Apuntes al traducir

La palabra compañía es la que más odio, porque me obliga a sostener el dedo meñique pequeño en la posición difícil para el acento y la ñ, todo seguido, y me acalambra los tendones.

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A pesar de saberlo, la adjetivación en posición inicial, típica del inglés, vuelve a desorientarme una y otra vez en mi elección de orden oracional.

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Incluso cuando estoy traduciendo un libro de negocios que no me importa en lo más mínimo hay pequeños comentarios, oraciones, frases, que me hacen pensar en mi vida de un modo sentimentaloide.

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¿Quién descubrirá las evidencias de estos pensamientos que van entre renglón y renglón y ciertamente están en la elección léxica que voy haciendo?

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A pesar de que no haya que abusar de ellos, a veces los gerundios son lo más maravilloso que me aparece en el cerebro. Traduciendo. Pidiendo. Permitiendo.

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Las palabras que tienen muchas sílabas con la misma vocal tienden a complicarme el tipeo y suelen salir maltrechas en la primera pasada. Por ejemplo: sorprendente.
Esa es una de las palabras que pierden rápidamente su significado para sonar con toda la fuerza de sus fonemas.

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La palabra premura vino a mi mente sin aviso y me salvó de consultar el diccionario.

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Todo tarda más de lo planeado.