Disciplina

Me creo suelta. Me gustaría creerme suelta. Elegiría las pinturas de Rothko frente a las de Mondrian. Predico la ligereza en términos perceptivos, dejarse ser, estar abierto.
Cuando me pongo a verme, en un intento cierto me doy cuenta de que soy un bleff.
Sí me encantaría soñar con velos de colores vaporosos pero sueño con escaleras, helicópteros, pasadizos. Mondrian me parece un genio, Rothko también, claro pero al fin y al cabo hay mucha recta en ambos.
Cuando como justo lo que debo comer, corrijo todo lo que debo corregir, dejo pasar los taxis que desearía tomar, duermo mucho menos porque he ordenado las cosas antes de partir, paso los mails de los alumnos y me comunico, escribo un artículo perdido, compro la comida del gato y decido qué ropa ponerme el día anterior, cuando hago todo eso me enorgullezco y creo que ahí sí, ahí sí está la verdadera persona.
Al leerlo me doy cuenta el grado de asquerosidad que tiene lo que digo y entiendo los trastornos alimentarios de mi adolescencia.

La lógica del control falla, falla siempre y por eso llego tarde a todos lados.
Un bleff de la disciplina también.