Mater Dominis

Hace un tiempo yo había escrito un cuento sobre ella, a diferencia de lo que solía creer en la adolescencia este relato no tenía nada de invento y solo se basaba en mis experiencias, recuerdos y nostalgia en relación a mi verdadera familia, mi verdadera abuela, mis primos, mi hermana, mi madre.

La ocasión se había dado cita en el hospital israelita cuando mi entonces octagenaria abuela sufría una neumonía de la cual, decían los médicos, era muy difícil que saliese. A partir de entonces todo fue extraño, ella se puso extraña, yo me puse extraña con ella y hemos ido aprendiendo a relacionarnos. Con el silencio, con la demencia, con el ir y venir, con las ausencias, con la parálisis.

El cuento no podía suponer que la realidad superaría a la ficción.
La señora que está al lado de mi abuela en el geriátrico se llama "Lía". Fue maestra. Maestra de jardín, de niños especiales y de primaria. Tiene 82. Es de aquellas maestras que no consideraban posible tener "hijos" si uno tiene "alumnos". Y se quedó sola. Se internó a sí misma cuando en una caída su cadera se quebró. Es delgadísima y muy sonriente. El lugar es intensamente triste y aun así Lía sonríe. Ayer me dijo: "la abuela (la mía) se levantó cantando Guitarra Triste", ¡qué memoria tiene! ¡y qué voz!". Luego le preguntó a mi abu, a los gritos porque está resorda, que si hoy iba a cantar también. Mi abuela no entiende mucho ya lo que le preguntan pero esto lo entendió y le contestó, también a gritos y desde su silla "¿a qué hora querés que cante?", a lo que Lía, Lía sabia y paciente Lía, le dijo "cuando te venga, cuando te bajen las ganas, cuando aparezca vos canta que yo te escucho".

pd: la foto es de hace un año y está cantando un tango