Las listas del verano eran tan largas que ni las copié. Los temas siguen siendo siempre los mismos. Si ya no pensé mi obra maestra la estadística dice que no sucederá. Pensando en muchas cosas descubrí que con P. ya llevamos un año más de lo que recordaba y me dio comezón. La casa es un horno. Escribir en casa es menos interesante de lo que imaginaba. Los bares circundantes siguen ahí, el que más me gusta es por lejos el del lavadero de autos. La plaza con arreglos recientes ya está bastante rota. Internet sigue creciendo, engordando. Hay chances de que explote. Aprendí a convivir con las empleadas psycho del geriátrico y cambiamos a mi abuela de lugar: todavía tengo que aprender con las nuevas. La abuela lloró. Mis ganas de llorar se acumularon pero no pude. El sol se mata de risa y sigue ahí tan soberbio como siempre. La semana entera se me volvió lunes. Mi hermana estuvo tan genial. Mamá y papá en sus viajes me hicieron sentir nenita. Ahora sí voy a estar lejos del blog, espero. Lejos de todo ¿podré? por quince días. Are revoire.
